Testimonios

Esta ha sido una experiencia trascendental para mí. Ha sido la primera vez que acudo a un editor profesional para contar con su ayuda y experiencia. Puedo decir, sin duda alguna, que he encontrado más que eso. He tenido la fortuna de que Carolina Kenigstein haya sido esa persona. Sus conocimientos sobre la materia, su trato estrictamente profesional y, a la vez, tan humano y natural, no solo han garantizado la calidad del texto, sino también que gané una experiencia totalmente enriquecedora e inolvidable. Hay algo, de entre las muchas cosas que aprendí con ella, que siempre tendré en cuenta y que es tremendamente útil para todo aquel autor que necesite entender la importancia de un editor: “el editor es el intermediario entre el autor y el lector”.

Mario Ramírez

Autor de “La tierra del miedo”

Brenda Díaz

Autora de Belly Dance in Cairo

Desde la primera reunión pude encontrar en ella una persona profesional, que sabe lo que hace y tiene un equipo de respaldo. No solo se dedicó a averiguar los detalles técnicos de mi libro, sino también del propósito y visión de este.
Siempre atenta a mis requerimientos y cuidando cada detalle, es definitivamente con quien trabajaré la próxima vez y a quien recomiendo con total confianza. ¡Gracias, Carolina!

Carolina te lleva en un viaje de ida al mundo de los libros, un mundo que conoce a la perfección porque le pertenece.
Te ayuda a compartir, a desprenderte de ese escrito que en algún momento fue solo tuyo y que a partir de su publicación pasará a ser de quien lo elija.
Te acompaña con excelencia y sin presión, con libertad y firmeza. Y lo mejor de todo, te escuchará siempre, te escuchará muchas veces, con paciencia y humildad.

Laura Moresi

Autora de Criptomonedas. Un ensayo para pensar

Adriana Montequín

Autora de Aprender y educar sin agotarse. Abordajes desde la Pedagogía Sistémica.

Mi experiencia con Carolina, mi editora.

Me gustaría contarles a tus futuros “autores”, que yo he sido una de ellas. Durante nueve hermosos meses (que en mucho se parecen a una gestación) tuve el privilegio de que me llamaras “mi autora” (¡ahora lo extraño, sniff!). Me acompañaste en la tarea de reescribir mi tesis de doctorado, aportando lo esencial para que pudiera dar ese paso tan importante para mí.

Me diste ideas, y me impulsaste a ampliar mi proyecto original. ¡Eso fue fundamental! ¡¡Siempre te lo voy a agradecer!! Cumpliste con tus compromisos y me tuviste paciencia. Hiciste un excelente trabajo sosteniendo el mío, que por cierto era intransferible. ¡Fuiste cálida y entusiasta! Amaste mi apuesta y te emocionaste con algunos de los pasajes de mi narración. Estoy agradecida por todo tu apoyo. Te recomiendo a los autores que navegan buscando materializar una tarea. ¡Adelante! ¡Anímense a concretar sus ideas y déjense llevar por Caro! Hasta el próximo libro.

Trabajar con CK fue una experiencia muy enriquecedora. Hacía rato que venía buscando a alguien que pudiera convertir mi novela en un producto profesional y ella realmente lo consiguió. Desde la congruencia del lenguaje y la unificación del estilo hasta la más mínima coma fuera de lugar, Carolina hizo que el manuscrito llame la atención de las editoriales. Recomiendo sobre todo su profesionalismo, buena onda y talento, siempre al servicio del escritor. Sé que voy a tener con ella una larga relación, ya que su versatilidad hace que cualquier cosa que escriba pueda llegar siempre a su mejor versión.

Laura de los Santos

Autora de El oráculo de la locura

Santiago Levín

Autor de La psiquiatría en la encrucijada

La edición es un arte, y como todo arte tiene secretos, sutilezas y una compleja cartografía de símbolos propios que solo conocen los iniciados. Y para dominar un arte se requiere de talento, ese don que no se compra ni se presta sino que se tiene o no se tiene. El talento editorial es muy específico: conjuga el ingenio espacial —vecino a la arquitectura—, la meticulosidad microscópica de la pintura renacentista, y la sensibilidad estética de la palabra, entendida como la música entiende los sonidos.

CK posee el talento, la experiencia y el amor por la tarea —que algunos llaman vocación—. Con ella aprendí algo que no sabía: uno no escribe un libro sino algo anterior a un libro. El libro nace luego del trabajo, iterativo y escalonado, del editor.

Carolina K. ha corregido varias de las novelas que publiqué con PRH. Es una profesional minuciosa que sabe mantener el estilo del escritor y el cuidado de la obra al ofrecer sus sugerencias. Su profesionalismo, trato cordial y el absoluto respeto que manifiesta con su trabajo para con el del autor me aseguran la tranquilidad de saber que mis novelas están cuidadas.

Como escritora, Carolina tiene la particularidad de convertir la vida cotidiana en texto, haciendo hincapié en el interior de cada personaje para convertir al lector en un cómplice que siempre querrá llegar al final, donde, seguramente, será sorprendido.

María Border

Autora de Aunque me resista, La estrella prohibida, entre otros títulos.

Melisa Corrales y Jorge Membrana

Autores de El cuerpo, mensajero de tus emociones.

La experiencia de transitar con Caro la redacción de nuestro libro tuvo, desde el principio, un clima no solo profesional, sino que también su involucramiento fue tal que la sentimos como una parte más de nuestro equipo y creación.

Profesionalmente es impecable, clara, consistente y cumplidora. Además, para nosotros fue muy importante su calidez, su constante preocupación en acompañarnos y contenernos ante nuestras dudas y miedos.

Caro nos asistió en el nacimiento de nuestro libro y también nos transmitió la pasión por escribir y nos enseñó que el libro, una vez puesto en el mundo, nos trasciende y ya no es solo nuestro.

Tener a Carolina como editora es un lujo. En su trabajo, calidad combina con calidez. Esas dos cualidades logran generar una sinergia incomparable que se ve reflejada en cada página, capítulo o detalle de la edición.

Juan Pablo Lichtmajer

Autor de Alberdi. La noble igualdad.

Elizabeth Córdoba Riveros

Autora de A flor de piel.

Gracias a la recomendación de una escritora a quien admiro mucho, Vane Spinelli, llegué a Carolina Kenigstein. Cuando tuvimos nuestra prima cita para hablar sobre la segunda edición de mí libro tuvimos una conexión increíble, otra de las razones por la que confié en su labor.

Al comenzar con el trabajo de edición fue minuciosa y respetuosa de lo que cada renglón implicaba para darle el toque final, así como la portada y contratapa, el trato y dedicación fue excelente. Por eso y el enorme cariño que le tengo no dudo en volver a tenerla como mi editora y amiga.

Mi contacto con Carolina surgió a través de la editorial Penguin Random House. Yo debía editar y corregir mi primera novela, Una Lady en la Patagonia, y cuando Julieta Obedman (prestigiosa Directora Editorial) me la recomendó sabía que iba a estar en las mejores manos.

Carolina fue súper profesional, amable y generosa con su conocimiento, tiempo y talento. Supo interpretar mi obra y sin querer cambiar su esencia me ayudó a reformular y editar pasajes para que mi texto sea más claro y limpio. Es un verdadero placer que forme parte de mi primer proyecto editorial y tengo los mejores recuerdos de nuestros intercambios literarios.

Victoria Blaquier

Autora de Una Lady en la Patagonia.

Vanesa Spinelli

Autora de Alma de Abril – Historias de amor y desamor.

Trabajar con Carolina ha sido una experiencia maravillosa, tanto en lo profesional como en lo personal. Editó, corrigió y maquetó la segunda edición de mi libro Alma de Abril – Historias de amor y desamor. Su manera de abordar mi obra fue excelente, respetó la esencia de mi escritura, incluso reconociendo en ella mi identidad, pero a la vez me recomendó, elaboró o señaló estructuras, vocabularios y giros lingüísticos para elevar la calidad de mi trabajo. Es ordenada, planificada, responsable y muy amable en sus devoluciones. Es una persona confiable con la que sin duda alguna volveré a trabajar. Recomiendo plenamente trabajar junto a Carolina.

En un reportaje le preguntaron a Borges: ¿Cómo se da cuenta usted de que un cuento está culminado y ya no hay que hacer más correcciones? La respuesta fue: “Cuando me paso todo un día para introducir una coma en el texto y al otro día me paso el día para sacarla”. Indudablemente, yo estaba bastante lejos de ese “lugar”, pero me daba cuenta de que mi obra estaba culminada. Escribo narrativa de ficción y Los falsos felices era mi segunda novela. Estaba conforme y satisfecho con la historia lograda, pero tenía la sensación que “algo” no cerraba, que “algo” perturbaba la armonía que debe existir en una obra de cuatrocientas páginas. Igualmente, envíe el manuscrito original al profesor de literatura que me ayuda en mis textos para que realice las eternas correcciones gramaticales y de sintaxis (yo soy ingeniero agrónomo y escribo de manera artesanal; como un oficio). Durante los meses que transcurrieron hasta que me mando el archivo corregido tuve la esperanza de una llamada telefónica para decirme que “algo” no cerraba; pero el celular no sonó.

Yo intuía que a la novela le faltaba algo y el escritor que cohabita en mí y vive en tercera persona en mi mente me decía: “Rodolfo, a esa obra le falta una vuelta de tuerca, le falta una vuelta de tuerca…”. Decidí buscar en los medios y redes sociales a un profesional que se dedicase a realizar consultoría de obra para sacarme la duda. En la búsqueda en la red pude observar que escritores consagrados que habían escrito grandes obras habían realizado el editing y las correcciones con ella; entonces me dije: “Si esos escritores confían sus obras a ella, cómo no hacerlo yo que soy un novato, un aprendiz y que vivo en el interior del país y soy un outsider”. Me puse en contacto con ella y luego de una larga y fructífera conversación le envié mi obra.

Al cabo de un par de meses —fue el tiempo que me había prometido y cumplió— obtuve repuesta y fue la que esperaba. Ella detectó lo que perturbaba y yo no veía por estar adentro de la obra, por estar del otro lado, por estar inmerso en la ficción; en definitiva, por estar del otro lado del espejo. Ella me aconsejó: “Lamentablemente vamos a tener que eliminar el primer capítulo entero. Distrae al lector y bla bla bla”. Acertó. Y siguió acertando en cuestiones no solo gramaticales, sino de armado y estructura del texto. Fue una gran experiencia positiva y no pensé que alguien podría meterse en mi mundo de ficción y lidiar con mis personajes con tanta facilidad y afinidad. Pensé que pasar del otro lado del espejo estaba destinado solo a los creadores. Indudablemente, me equivoqué. Ella pasó del otro lado del espejo y fue la persona que me guió y ayudó a transitar el bosque de palabras de mi obra. Obviamente, estoy hablando de la escritora Carolina K.

Rodolfo García

Autor de Los falsos felices.